tag:blogger.com,1999:blog-62995809364281187282024-03-13T05:24:50.792-07:00Habitaciones sobre el marIoana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-6299580936428118728.post-38630428701509747662013-10-14T08:50:00.002-07:002013-10-14T08:50:33.135-07:00La historia y la figura del padre: Mentiras aceptadas (Siruela, 2013) de José María Guelbenzu <style><!--
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La última
novela de José María Guelbenzu (1944, Madrid), <i>Mentiras aceptadas </i><span style="font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(Siruela, 2013), es un espléndido retrato de la España de
2005, la España todavía del pelotazo, inmediatamente anterior a la crisis.
Historia íntima e historia colectiva se entretejen en una formidable galería de
personajes muy complejos, que encarnan tanto las diversas formas de arribismo
como, en el caso del protagonista, la reflexión sobre los mecanismos actuales
del triunfo económico y social y, especialmente, sobre la responsabilidad de la
figura paterna en la educación del hijo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Con esta nueva
novela Guelbenzu confirma una vez más que es « uno de los mejores
novelistas españoles », en palabras de Ángel Basanta (<i>El Cultural</i><span style="font-style: normal;">). La novela, escrita con lo que se podría llamar una
densidad ágil, conjugando la solidez de la estructura, la historia, los
personajes y las frases de una pulcritud impecable con un ritmo perfectamente
sostenido, atlético, tiene dos focos principales de irradiación, vinculados de
manera estrecha: la historia reciente de España (la acción y el escenario
abarcan desde enero a diciembre 2005) y el tema del padre, como se indica desde
la cita de la </span><i>Eneida </i><span style="font-style: normal;">que abre el
libro. La invocación de Eneas llevando sobre sus hombros a Anquises y
protegiendo a la vez a su hijo apunta a una dimensión genealógica fundamental
en </span><i>Mentiras aceptadas</i><span style="font-style: normal;">: Gabriel
Cuneo, el protagonista, es a la vez hijo y padre y su relación con ambos, con
el anciano que ya no le reconoce y con el pequeño de doce años a quien intenta
proteger de un medio que considera pernicioso, atraviesa toda la novela. El
marco de las interrogaciones del hijo-padre que es Cuneo, de la historia
personal más significativa del libro (historia en la que confluyen varios
hilos, integrando a los demás personajes), es la historia de los ambientes de
poder (económicos, financieros, sociales) en los que a través de la falta de
escrúpulos, la intriga y la manipulación -que conforman, en la mejor tradición
de la novela decimonónica, distintos grados de arribismo-, se persigue siempre
« triunfar », a veces con el maquillaje de un chispeante
refinamiento. De hecho la oposición entre el legítimo deseo de « vivir
bien » y el dudoso empeño en « triunfar » constituye una de las
reflexiones del protagonista. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Estupendo
autor de novelas policiacas, protagonizadas por la inolvidable Mariana de
Marco, Guelbenzu introduce una historia detectivesca dentro de la novela, en un
juego formidable de espejos a través del cual construye también, con benigna
ironía, un personaje conmovedor, el escritor de novela negra, que sigue al pie
de la letra la mitología cinematográfica de la <i>femme fatale</i><span style="font-style: normal;">. Cabe subrayar en este sentido la mirada del autor
sobre muchos personajes (Justo Paleta, Antón Patriarca o doña Milagros-Mila),
nada complaciente pero sí compasiva. En cuanto a la mitología, hay también en </span><i>Mentiras
aceptadas </i><span style="font-style: normal;">un recorrido por varios lugares
madrileños que conforman una mitología urbana, lugares emblemáticos que
construyen un escenario fascinante, a veces cálido y tierno como ciertos bares,
a veces revelando –en los edificios del poder financiero, por ejemplo- la
exhibición espacial que necesita el poder. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Destaca
igualmente el uso magistral de los nombres (Justo Paleta, Perfecto Alumbre,
Mario Pescador etcétera), que se adhieren como una segunda piel a los
personajes. El cambio de nombre es el signo de una metamorfosis social, y así
doña Milagros se hace llamar Mila para responder a las nuevas exigencias de
burbujeante desenvoltura de su medio social. Los nombres de <i>Mentiras
aceptadas </i><span style="font-style: normal;">tienen el mismo poder de
irradiación sobre los personajes que los nombres de Manuel Longares (en </span><i>Romanticismo</i><span style="font-style: normal;">, por ejemplo).</span><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-fareast-language: FR;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-fareast-language: FR;">Otro núcleo de significación clave en la novela es
la mirada. <i>Mentiras aceptadas</i></span><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-fareast-language: FR;">
es<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una lección de mirar y una
revendicación de la dignidad del oficio artístico. Estamos ante una novela con
una poderosa dimensión moral, donde las vivencias de la historia actual desatan
las preguntas de un padre en relación al futuro de su hijo y unas reflexiones
muy emocionantes y lúcidas sobre la paternidad, el vínculo con el padre del
hombre que es padre a su vez y la infancia. La figura del padre se convierte
así en el centro de la historia personal y se proyecta sobre la colectiva,
agrupando los interrogantes morales de esta excepcional novela. </span>
</div>
Ioana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6299580936428118728.post-33811478978597560612013-06-01T14:09:00.002-07:002013-06-01T14:09:43.612-07:00Las ventanas de invierno <style><!--
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<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<b>Las alas de
sombra: <i>Las ventanas de invierno </i></b><span style="font-style: normal;"><b>(La
Oficina ediciones, 2013) de Francisco Onieva</b></span><b><i> </i></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Ioana Gruia</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Estoy
convencida de que en los buenos poemas las palabras extienden su sombra sutil
pero exacta en el imaginario afectivo de los lectores, una sombra que se
transforma en un círculo de reverberaciones y nos permite ver<i> </i><span style="font-style: normal;">el poema delante de los ojos. Ver sus alas de sombra,
como si el poema fuera un pájaro. « Un pájaro/ detenido en el frío/, con
sus alas de sombra », leemos en « En la casa nevada », uno de
los poemas de </span><i>Las ventanas de invierno</i><span style="font-style: normal;">, libro con el que Francisco Onieva ganó en 2008 el XXI Premio de
Poesía Cáceres, patrimonio de la Humanidad, y que se publica ahora en La
Oficina ediciones, acompañado por los bellos dibujos de Jacobo Pérez-Enciso. El
pájaro y la sombra son dos de los principales núcleos de significación del
libro, junto con la ventana, frontera entre la intimidad y el mundo exterior,
por donde entra borrascosa y arrebatada la vida, como leemos en el magnífico
poema « A destiempo » :</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-style: normal;">La vida</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-style: normal;">es aire</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-style: normal;">que se presenta</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-style: normal;">sin que puedan cerrarse a tiempo las ventanas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-style: normal;">Ahora lo sé. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Aparentemente
los dos espacios separados –y unidos- por la ventana son el adentro de la casa
y el afuera, que puede ser un andén, un bosque, un parque en invierno,
elementos de un paisaje vinculado a la geografía sentimental, elaborada
poéticamente, de Los Pedroches, que se transforma también en un paisaje
interior. Pero el adentro no es sólo el de la habitación desde la que se
contemplan los pájaros, la lluvia o la nieve en poemas que recuerdan el mundo
de Emily Dickinson o el universo de pasiones dormidas y sin embargo
devastadoras de los personajes de Chéjov. El adentro es también el cuerpo-casa,
que guarda la memoria de todas las caricias, de la herida y del espléndido
« fino haz de ausencias », que marcan el cuerpo como las grietas
surcan una casa: </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"></span><span style="mso-tab-count: 1;"></span>Esta casa es mi cuerpo</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>y sus cimientos, la memoria. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Tus caricias están en lo más hondo,</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>entre las piedras que unen los muros a la
tierra.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Mi herida está en cada una de las paredes</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>que, verticales, </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>recogen</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>la luz</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>y la gavillan</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>en un fino haz de ausencias;</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>son la certeza de la cal</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>y en ellas he aprendido</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>que es imposible</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>la vida más allá del propio cuerpo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
este poema, « Mi casa », Onieva reescribe de alguna manera a
Valéry: « No hay nada más profundo que la piel ».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una piel de lluvia que responde tanto a
la metamorfosis (el hombre que mira la lluvia en el primer poema del libro se
transforma él mismo en lluvia) como a la continua circulación de sentido entre
los distintos núcleos que conforman el tejido de los poemas : pájaro,
sombra, ventana, invocados varias veces por los personajes poéticos, femeninos
(porque a mi entender hay más de uno) y masculino. Así, los pájaros, « con
alma nómada » en « De silencio y de sombra », son las ilusiones
que un hombre despertó en la mujer también nómada, la mujer que
« arrastra/ una maleta,/ llena de inviernos/ por el andén » (pienso
enseguida en el magnífico poema « la chica de la maleta » de Ángeles
Mora) en « Los relojes de sombra », la mujer que tiene una
« sonrisa/ de niña que conoce/ las no palabras » (bellísimo este
conocimiento, esta intimidad corporal e inteligente con las no palabras). La
sombra, oscuro y fiel reflejo de las cosas, de las palabras y las no palabras,
construye un juego de espejos –el « cielo frágil y rompible » de
« El sembrador de escaramujos » « deja un sombra bajo la sombra
de tus pies »- y se traslada al corazón ofreciéndose al tacto en
« Las ventanas de invierno », donde un niño « palpa un corazón/
hecho de sombra ».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Libro
muy hermoso y profundo,<i> Las ventanas del invierno</i><span style="font-style: normal;"> hará que los lectores se asomen a un mundo de gran belleza sensorial,
de tono meditativo, inteligente y celebratorio, como los versos finales sobre
el la intensa felicidad de los instantes que valen una vida de « la otra
orilla » : </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Es una felicidad sin historia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No puede comprenderse.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Solo un instante,</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>pero vale una vida. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-fareast-language: FR;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Instantes
así, de intensa felicidad, esperan a los lectores de este libro</span>
Ioana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6299580936428118728.post-37469143613313693772013-05-11T05:25:00.002-07:002013-05-11T05:25:28.533-07:00Escribir el dolor <style><!--
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</style>
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
Escribir el dolor: <i>Retrato
de M</i><span style="font-style: normal;"> de Matei Călinescu (Miguel Gómez
Ediciones, 2012). Traducción de Ioana Zlotescu</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Ioana Gruia </div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
El lector
español conoce de Matei Călinescu (Bucarest, 1934-Bloomington, 2009), que fue
uno de los intelectuales rumanos más queridos y respetados a nivel
internacional y prestigiosísimo profesor de literatura comparada en la
Universidad de Indiana, el imprescindible estudio <i>Cinco caras de la
modernidad: modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, postmodernismo</i><span style="font-style: normal;">, del que la editorial Tecnos publicó varias
ediciones. </span><i>Retrato de M</i><span style="font-style: normal;">, editado
de manera muy cuidada y hermosa por Miguel Gómez Ediciones y traducido
espléndidamente por Ioana Zlotescu, desvela a Matei Călinescu no sólo como un
gran escritor e intelectual, sino también como un padre devastado por la muerte
de su hijo y sin embargo capaz de escribir el enorme dolor en un libro
desgarrador y luminoso. Como explica el autor: « Este es el retrato
biográfico de mi hijo que nació el 24 de agosto de 1977 en Bloomington,
Indiana, Estados Unidos y falleció, antes de cumplir los veintiséis años, el
uno de marzo de 2003, en su ciudad natal, y que escribí en los cuarenta días
siguientes a su fallecimiento, los cuarenta días considerados
simbólicos ». El joven Matthew, autista, muere en una crisis de epilepsia,
después de una vida marcada por la enfermedad y sus inherentes dificultades
pero también por una gran capacidad de serenidad y compasión. El tono del libro
es de hecho el de una grave serenidad mezclada al dolor inmenso, el de un intento
permanente de dialogar con la luminosa figura del hijo una y otra vez revivido
por el padre a través de los antiguos diarios que evocan su infancia, su
adolescencia, su juventud, su relación con los padres, los amigos, los
profesores, con el mundo inevitablemente mediado por la compleja fragilidad que
imprime el autismo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
« Cualquier
muerte es una gran tragedia » responde Matthew a su padre en un diálogo
imaginario que desvela la manera real de pensar del joven, refractaria a los
convencionalismos, asumiendo la diferencia como algo natural y consubstancial a
los seres humanos –« Todas las personas son distintas » replica
Matthew al intento de sus padres de hacerle comprender que él es distinto de
los demás– y abierta siempre a la belleza del asombro, como desvela el
extraordinario final de un discurso que el adolescente pronunció delante de sus
profesores y compañeros al acabar el bachillerato, cuando dio las gracias,
además de a las personas que lo rodearon de cariño y amistad, « al jardín
y a los árboles del jardín y a los matorrales y a la yerba ». El recuerdo
del fabuloso texto de Carson McCullers « Un árbol. Una roca. Una
nube » es inmediato. La singular sensibilidad de Matthew compensa el
desamparo del autismo y le otorga a veces el don de percibir y construir
destellos asombrosos de belleza. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<i>Retrato de
M </i><span style="font-style: normal;">configura el corto trayecto vital del
hijo en un tono sobrio, meditativo, de dolor contenido, que late agazapado en
cada palabra, en casa frase, volviéndose a través de la escritura una
fulguración de luz, trágica pero balsámica en su intento de organizarse en
reflexiones, de conversar con el hijo y comprenderlo más allá de la muerte.
También en vida se esfuerza el padre en continuar siempre el diálogo, tantas
veces difícil, con el hijo enfermo. La « lectura de la mente », de
los pensamientos, y la metáfora de la lectura son evocadas en varias ocasiones
por el padre que es también un gran especialista en los procesos de lectura,
autor del estudio </span><i>Rereading</i><span style="font-style: normal;"> (Yale
University Press, 1993). « Dime qué crees ¿la vida es buena o es
mala ? », inquiere el padre. « Esta es una pregunta muy
difícil », responde el hijo y luego se sumerge en el silencio.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Destaco una
vez más la traducción, impecable y altamente expresiva, de Ioana Zlotescu. La
versión española guarda intacta toda la belleza de un texto atravesado por el
dolor donde momentos cotidianos de la primera infancia del hijo, los ladridos
de los perros en un parque, por ejemplo, se guardan en la memoria como un
tesoro de luz: « Siempre recordaré el sonido de aquellos ladridos de
perros felices: quizás sean las señales sonoras más fulgurantes de la
felicidad ». Al recuerdo poderoso de la felicidad se agarra el padre al
final del libro: « cuando sonreía, tal como estaba guardado en mi
recuerdo, sonreía no sólo con sus labios o con sus ojos, o con su cara, sino
con todo su ser ». La sonrisa a raudales del hijo es la última imagen,
enormemente luminosa, del <i>Retrato de M.</i></div>
Ioana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6299580936428118728.post-89924647327897037842013-01-02T07:45:00.004-08:002013-01-02T07:45:47.660-08:00"Clandestinidad" de Antonio Jiménez Millán<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 14.0pt;">Barcos</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Ioana Gruia</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>He
releído varias veces <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clandestinidad</i>
(Visor, 2011, XIII Premio de Poesía Generación del 27) de Antonio Jiménez
Millán. Hay un rumor de barcos en cada verso, de barcos fascinantes, lejanos e
íntimos a la vez. Son los barcos escondidos en la piel, los barcos que
mantienen “el anclaje oscuro del deseo/ sobre un fondo de ruinas”, como leemos
en el espléndido poema “Clandestinidad (1981)” donde se afirma la gran verdad,
siguiendo a Paul Valéry, de que “No hay nada más profundo que la piel”. La
poética de la piel atraviesa de hecho todo el libro, estrechamente unida a la
de las ruinas, y recordamos en este sentido otro libro magnífico, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bajo la alfombra</i> (Visor, 2008) de
Ángeles Mora. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clandestinidad </i>habitan
sombras fuertes en su fragilidad, desbordantes de vida pero conocedoras de
todos los abismos, amantes de Lou Reed y de “la vieja ficción de volverse
invisible” (“Invisible”). Saben muy bien el “sordo presagio de la muerte
insomne” (“Constance Dowling”) y para combatirlo construyen refugios donde “la
muerte estaba fuera de lugar” (“El Túnel”), refugios espaciales e interiores, refugios
epidérmicos e irresistibles, opiáceos como la invocación del París mitificado
de los años treinta (“Clichy, Ménilmontant,/ Faubourg, Montmartre, Rue Fontaine,/Rue
Pigalle” –“Días tranquilos en el Albaicín”) o el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">blues </i>imaginario que se desliza felino por debajo de los poemas. El
ritmo de la mayoría de los poemas es en efecto el del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">blues </i>(mezclado con el bolero), fascinante y desgarrador, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">blues </i>que irradia a la vez “la luz
insobornable de aquel tiempo” (“Ciudad lejana”) y las corrientes turbias del
desamor, llenas de “metáforas gastadas” (“Terral”), a la deriva, trituradas por
el tiempo, según leemos en el lucidísimo poema “Riada”, donde el mar ya no tiene
el homérico color de vino, el de la grandeza épica ensangrentada, sino el de la
cicatriz íntima del olvido: </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="font-size: 11.0pt;">Así termina a veces el amor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Una corriente turbia lleva fotos
antiguas,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>muñecas sin vestido, </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>muebles desvencijados.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No se notan las grietas al
principio,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>pero el muro es más débil cada día.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Y de pronto el silencio</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>se parece a una nube de tormenta,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>y el futuro les dice que ya es
tarde,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>que van a la deriva</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>sentimientos mezclados con el barro,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>afectos y traiciones</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11.0pt;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>hundiéndose en un mar color de
olvido. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La dimensión trágica del mar y de los barcos viene dada por otro tipo de
clandestinidad, no escogida sino impuesta, la de los inmigrantes que en
“Furtivos” cruzan el estrecho en “embarcaciones frágiles”: “gente que quiere
huir hacia otra vida.// Si consiguen llegar a las playas desiertas/ serán
supervivientes de otros oscuro engaño./ Sólo sombras furtivas,/ clandestinas.” <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clandestinidad </i>despliega, junto con la
historia íntima, la colectiva, de las atroces heridas del siglo XX y XXI: la Guerra Civil española, los
campos de concentración de Hitler y Stalin, la dictadura militar de Chile, los
atentados de Atocha y las Torres Gemelas. La poética de las ruinas abarca tanto
los restos desamparados del desamor, dentro de un campo semántico construido en
torno a la cicatriz (los muebles desvencijados, las muñecas sin vestido, las
metáforas gastadas, las grietas, la “leve punzada que deja cicatriz” de
“Terral”) como los muñones trágicos de la historia: “Hiere el pasado a veces/
como un filo de herrumbre,/ saca a la superficie restos indeseables,/ algas en
la corriente submarina”, leemos en “Reportaje”. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clandestinidad </i>construye una y otra vez la urdimbre de lo roto, de
lo desvencijado, de la cicatriz, de las ruinas, haciéndonos ver dos sombras
luminosas, desamparadas y vencidas (por oposición a los “vencedores”
denunciados, siguiendo a Cernuda, en “Reportaje”) que habitan entre sus versos:
Walter Benjamin y su trágico ángel de la historia, el ángel de Klee al que se
alude en “Aniversarios”. Y recordamos el sueño de Benjamin, contado en una
carta a su amiga Gretel Adorno y evocado con tanta belleza por Derrida en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fichus</i> (Paris, Galilée, 2002): Benjamin
sueña en francés, explica en su carta, con transformar lo “fichu” (que
significa a la vez algo que envuelve, una bufanda y algo roto, desgarrado, condenado)
en poesía. Algo que logra prodigiosamente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clandestinidad</i>.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
Ioana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6299580936428118728.post-65271258489302223652012-02-24T12:40:00.000-08:002012-06-09T13:56:34.069-07:00Habitaciones sobre el mar. Edward Hopper<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-gO4qaF7h9QE/T0f1y2-35sI/AAAAAAAAABA/r9tlxXYqfgo/s1600/Ventana+al+mar+-+Hooper.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" src="http://4.bp.blogspot.com/-gO4qaF7h9QE/T0f1y2-35sI/AAAAAAAAABA/r9tlxXYqfgo/s320/Ventana+al+mar+-+Hooper.jpg" width="320" /></a></div>
<br />Ioana Gruiahttp://www.blogger.com/profile/17234200436184048702noreply@blogger.com2